CONSIDERACIONES A TENER EN CUENTA SOBRE EL AROMA Y EL SABOR DEL TÉ

EL AROMA

En los tés aromatizados, el aroma será siempre más intenso o reconocible que el sabor. Salvo en los aromatizados con especias y algunas hierbas y frutas,  donde el aroma está mucho más presente.

Hay aromas más volátiles que otros y que se fijan más o menos a la hoja de té. Los aromas también están sujetos a las variaciones de humedad y temperatura ambiental, con el calor se intensifica el aroma por la evaporación y la humedad suele diluirlo. No obstante, hay que tener en cuenta que el sabor está determinado en un porcentaje importante por el aroma, de ahí la conveniencia de inhalar su aroma antes de beber el té.

Y que la distinción del sabor entre unas frutas y especias y otras, viene determinado por el contenido en azúcares, de ahí que bastantes aromas, de este tipo, necesiten un cierto aporte de azúcar a la hora de su degustación, para poder distinguirlos con claridad.

También, en aquellos tés que admiten la leche, un aporte de leche entera*, por su contenido en grasa natural, los hace más gustosos.

EL AGUA

El agua es otro de los elementos decisivos cuando infusionamos las hojas de té. La que viene por la red está tratada con cloro y al calentarse, para hacer el té, libera su sabor característico, contaminado así la infusión final. Otras aguas son bastante duras por su alto contenido en cal, lo que además de perjudicar a la salud, dificultan una buena degustación.

Granada pasa por tener una de las mejores aguas de Europa, pero por el proceso de desinfección con cloro, no resulta conveniente para nuestro propósito. No obstante, la naturaleza nos ha sido propicia en esto y Sierra Nevada produce una de las mejores aguas del mundo, según consta en diversos análisis de la OMS e investigadores particulares como la bióloga y nutricionista, Rosa López Monís, a lo que vienen atribuyendo la longevidad y buen estado de salud de la gente de estas tierras.

 

NUESTRA EXPERIENCIA

Antes de conocer tales valoraciones, nuestra experiencia nos hizo reconocer el agua de Lanjarón, en la Alpujarra granadina, como el agua que mejor hacía la infusión de la hoja de té, después de probar las aguas más conocidas y reconocidas de la Península Ibérica y que no han sido tratadas con cloro.

Como punto final a esta disertación diré que, si bien los tés con frutas, flores y especias añadidos son gustosos de tomar, los tés originales o clásicos, que son aquellos cuyas hojas se recogen del arbusto, y se comercializan, bien sean sin fermentar, semifermentados o fermentados, ofrecen una gran variedad de matices organolépticos y saludables que conviene tener en cuenta, a la hora de disfrutar de los grandes beneficios de esta maravillosa planta.

 

 

*Las últimas evidencias científicas la consideran más saludable que la desnatada.